martes, 30 de mayo de 2017

Mi mente

Acá estoy, de nuevo. Donde nadie me conoce.
Nadie sabe que cada mañana me despierto con la idea de ser una persona mejor,
como si mi mente estuviera cargando una condena que no recuerda.
Y no importa cuánto me esfuerce, las cosas malas no dejarán de llegar a mi.
Aún así continúo, una y otra vez, sosteniendo la esperanza de que algún día todo será mejor.
Al fin y al cabo, creo que todos reciben lo que merecen.
Nadie sabe cuánto pienso las cosas, hasta las más absurdas y mundanas.
Que de chica disfrutaba pasar tiempo debajo del agua porque podía sentir como las voces del exterior se deformaban, separándome, concentrándome en esa tensión casi silenciosa y mis pensamientos.
Y que me siento así cada vez que me cuelgo estando con alguien, como si me transportara a ese lugar para pensar en paz.
Nadie sabe las enormes ganas que me dan de huir del mundo cada vez que siento un poco de dolor.
Que la única vez que sentí la libertad fue corriendo sola por los senderos del Sur.
Ese lapso inolvidable en el que sentía dejar todo atras, concentrándome únicamente en la velocidad de mis piernas sin importar hasta dónde llegaría o cuándo tendría que parar.
Fue el único momento en el que no pude pensar en nada más, y es por ello que cada vez que algo me entristece el primer impulso es querer salir corriendo.
Nadie sabe que me incomoda llorar en público.
Que aprieto mis uñas contra mi cuerpo para lastimarme y desviar la atención de ponerme a llorar a sentirme molesta y poder aguantar.
Nadie sabe que cuando me agarra un ataque de nervios me pongo a temblar, y que en épocas de frío es algo fácil de disimular.
Y que sino, disimulo sosteniendo algo entre mis manos porque es lo más fácil de notar.
 Nadie sabe cuan distinta y acomplejada de la gente me siento y que por eso siento que me cuesta encajar.
Algo que se oculta bastante bien a los demás con mi capacidad empática  mi vocación de ayudar, de asistir y la dosis de simpatía.
Por eso aunque muchos piensen que siempre estaré ahí, la realidad es que la vida me hizo pasajera, por esa falta de pertenencia, por ese vacío que me deja sola y que nunca logro llenar.
Todo esto es apenas un poco de un todo. El lado que nadie puede ver porque lo llevo dentro.
Y en estas cosas me pongo a pensar cuando me acuerdo de quien soy.
Porque pienso tantas cosas, que me olvido de mi.






martes, 22 de noviembre de 2016

La mente y el agua

Deja que la lagrima te moje por dentro.
Caiga. 
Empape tu amargura hasta disolverla,
y te inunde el alma hasta el fondo.
Que haya olas y te peguen fuerte,
para que puedas sentir el impacto en los huesos.
Deja que se humedezcan todos tus sentidos, 
desde los dedos de los pies a tus oídos,
para que no sequen cuando despiertes
y te enfrentes a una tormenta mundial.




Deja que la lágrima te moje. 
Por dentro.

sábado, 15 de octubre de 2016

Anahí


Paso a paso echas raíces por la tierra, sosteniendo un nuevo amanecer.

Y de arraigadas firmes convicciones envuelves tu andar.
Porque sos de las que entienden que cada fruto sólo nace de una semilla, entonces
te armas de paciencia y te quedas con la parte bella del tiempo que es su florecer.
Querida, te hicieron de bosque. 
Es el día la risa, la luz, la energía, los sueños, la simpatía, la chispa.
Es la noche lo oscuro, lo triste, lo salvaje, la lucha, la fuerza. 
Acompañada siempre estarás, porque una estrella te guiará en el camino.
Endulza una canción y sigue en tu andar, 
la vida continúa, nadie sabe adónde va.
Por eso, no te preocupes de más. 
Mantén tu cabeza en los pies, y en cada paso crecerás.
Y si algún día el fuego te ha de quemar, recuerda que de sus llamas renacerás.
El calor del mismo ardor, te levantará.
Flores de Ceibo cosecharás.


martes, 29 de diciembre de 2015

¿A qué viniste a este mundo?



Soy un espectro que, al parecer, vino para ser un aprendizaje
Para mi misma. 
Para otros. 
A dejar una enseñanza o un sentido, teniendo intenciones para ello y también sin querer.
Sin la posibilidad de ser apreciado fácilmente, porque no me pueden ver. 
Lo que realmente soy, lo que hay dentro. Lo que muestro, lo que doy. Que es tan transparente a la vista de todos, pero que no lo quieren ver.
Entonces los otros siempre se apenan cuando ya me fui, porque me transformo en un recuerdo en el que me quieren reconocer esperando reencontrarme.
Y yo me apeno por tener que partir. 
Es triste enfrentar el espejo y verme tan irreprimible como lo es el tiempo. 
Desfigurado, y cargado de contenido. En su mayoría recuerdos.
Es triste el andar, el entender, y el sobrellevar. 
Soñar, ilusionarse, derrumbarse.

Y volver a empezar, una y otra y otra puta vez.


lunes, 14 de diciembre de 2015

Pedal




Te subís.
Al principio parece que la motricidad no ayuda, entonces tambaleás. 
Hasta que el derecho pisa fuerte y arranca. 
Derecho, izquierdo, derecho, izquierdo y va... vas.
Tomas fuerza, ganas ritmo y andás, con los ojos fijos al frente.
Te caes: te levantas. Te subís, y vas.

Siempre vas.

¿Cuántas veces se aprende lo mismo, no?

viernes, 11 de diciembre de 2015

No sé

No sé recuperar tu credibilidad. La esperanza. La fe. No aprendí eso.
La tierra ya no se mueve y se enfría mi corazón.
Faltó nafta.
Y atención.
En valores ¿Qué valgo? 
¿Y en acciones?, ¿qué acciones valgo?
No puedo imaginar.
Pero distingo:
Lo real, lo verdadero, lo confuso, lo molesto, lo negativo.
Todo junto y separado. 
¿Qué puedo hacer?  
Si me alejo para acercarme a mi, y una vez más me desconozco. 
Veo un pobre reflejo, viejo, dolido.
Que es menos, menos, menos, menos.
Sin ánimo, bloqueado, temeroso de perder, pero generoso.
Y al otro lado, yo.
Hoy yo. 
Queriéndome. 
Queriendo ser querida así.
Con las ganas de vivir. Con las ganas de reír.
Con intención de disfrutar y animarme a soñar lo que quiero.
Por que sí. Porque soy así. 
Eso sí aprendí. 






miércoles, 9 de diciembre de 2015

Sublingual

Realmente creo que como mujer soy un gran caballero, 
mientras mi pollera danza a la par de mis caderas intentando disimular. 
Realmente creo que podría ser un buen soldado, 
bien armado, viviendo lejos de su hogar, 
lidiando con miles de pesadillas a sanar. 
Realmente creo que podría estar en un primer lugar, 
medalla de oro, digno, mi lugar.
Pero amanece y un día más soy sólo una opción. 
Realmente creo que debería ver 
con mis dos ojos que para eso están, 
y no vendarlos para poder escapar.
Realmente creo que debajo de mi lengua están 
tatuadas todas las palabras que mi boca no se atreve a largar 
por no querer ponerse a maldecir.
Realmente creo que no sé que sé, 
tampoco sé muy bien lo que no sé, 
Y en el tropiezo me levanto y vuelvo a empezar. 
Realmente creo que pienso de más, 
que me confundo y vuelvo a esclarecer. 
Que no me miento y persigo un poco de paz.   
La realidad es que doy todo lo que soy. 
Es hasta ahí hasta dónde doy. 
Y que no puedo pretender ser alguien que no soy.